domingo, 11 de enero de 2015

LA TOLERANCIA FRENTE A LA INTOLERANCIA

Charb, el director de ´Charlie Hebdo´ y una de las víctimas del salvaje atentado del miércoles pasado, no entendía la tolerancia de los franceses con la intolerancia de los fanáticos de la religión. Esa tolerancia que les lleva a poner la alfombra a integristas islámicos que regresan de su entrenamiento terrorista en Yemen o que les impele a sacar de la cárcel antes de tiempo a quienes colaboraron en el intento de evasión de un famoso yihadista.
A Charb la tolerancia de los franceses le costó la vida, como a otros dieciséis compatriotas, periodistas, dibujantes, policías y ciudadanos tomados como rehenes por tres salvajes embarcados en la guerra santa promovida por Al Qaeda.
No es momento para exigir reflexiones a la ciudadanía del país vecino, sumida en el dolor y la indignación. Tampoco es para ellos el momento de pedir cuentas a los dirigentes de la seguridad y de la justicia galas, cuyos fallos en cadena han permitido el peor atentado sufrido por Francia en los últimos cuarenta años. 
En España somos diferentes. Si se hubiera producido aquí la misma catástrofe en cadena, ya estaríamos pidiendo dimisiones, desde el juez de vigilancia peni- tenciaria al ministro del Interior pasando por el presidente del Gobierno y el responsable de dar protección al semanario de humor amenazado por los yihadistas.
Sin embargo, también para los franceses, como para el resto de los ciudadanos de la Unión Europea, llegará el momento de reflexionar sobre la política de integración de las minorías musulmanas. Algo se ha hecho mal en los últimos años cuando hemos consentido la proliferación de fanáticos que se han formado en el odio más brutal a la sociedad que les acogió. En Francia la policía tiene controlados a cinco mil posibles yihadistas, y en España existe también un significativo número de musulmanes bajo vigilancia ante la posibilidad de que se vuelvan radicales activos.

Fernando Oliva López

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